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Daniel Lottersberger

Daniel Lottersberger: Es fácil conseguir resultados siguiendo unas normas sencillas

— ¿Cómo ha llegado a la música?

— Mi padre tocaba en una orquesta militar y mi madre cantaba. Teníamos en casa muchos instrumentos musicales. Me gustaba tocarlos, de modo que cada día elegía uno y hacía el tonto con ellos. Mis padres me animaban y ayudaban. De pequeño tuve clases de música casi todos los días, normalmente con mi padre, aunque a veces mi madre se nos unía, cantando. Más tarde me acabaron gustando las melodías que se ponían en la radio y quise tocar el bajo. Sin embargo, mi camino fue bastante espinoso.

Al terminar el colegio, empecé a trabajar de operario en una obra y luego, de instructor de esquí alpino. Porque mis padres creían que antes de dedicarme a la música tenía que aprender a hacer algo con mis manos. Me resigné a poner ladrillos durante toda mi vida. Pero un buen día fui al concierto que los Mother's Finest dieron en mi ciudad y me di cuenta de que quería dedicarme de forma seria a la música y subir al escenario.

Tenía entonces unos 18 o 19 años y decidí entrar en el conservatorio. Me compré mi primer bajo, me informé de lo que era necesario para matricularme y empecé a estudiar. Me costó trabajo aprender lo necesario. Pasado un año, pude entrar en el curso de jazz en la especialidad de contrabajo. A pesar de que mi corazón le pertenece al bajo, mi elección no era casual, porque si uno conoce el "lenguaje del jazz" y sabe "usarlo", no le será difícil dominar otros estilos. Bueno, y es que tampoco había curso del bajo en el conservatorio.

Después de acabar los estudios, decidí marcharme del país simplemente por vivir en otra parte. El destino me llevó a Holanda, donde estudié durante un año en el conservatorio local. Los profesores eran increíbles, me ayudaron a revelar más mis capacidades, a pasar a un nuevo nivel, lo que me ayudó a hacer luego contactos útiles para poder actuar y ganarme la vida. Ahora ya no acepto cualquier propuesta o proyecto que se me ofrezca. Necesité un par de años para aclarar las ideas y empezar a hacer lo que me gustaba. El tiempo pasó y finamente me quedé en Holanda, aunque no lo había planeado antes.

— ¿Y cómo fue que empezó a trabajar con Jamal Thomas Band?

— Cuando vine a Holanda, conocí casi enseguida a Alex Bernath, quien entonces daba clases con Jamal. Un día le dijo que le gustaría formar su propio grupo. Alex me propuso que me uniera. Estaba encantado de poder tocar con Jamal, de sentir su irrepetible estilo y ritmo.

— ¿A qué se dedica además de tocar en Jamal Thomas Band y Bag of Bones?

— Doy clases particulares, soy profesor del conservatorio en las especialidades bajo y contrabajo. No es sólo cuestión de dinero, disfruto enseñando a los estudiantes lo fácil que es conseguir resultados, si se cumplen unas normas sencillas y se entrena constantemente, por supuesto.

Me encanta compartir mis conocimientos. Cuando me viene un estudiante, lo primero que intento hacer es saber qué es lo que quiere. Eso me ayuda a organizar de forma correcta las clases y mantener su interés.

— Hable del momento más curioso de su carrera.

— El momento más curioso y memorable fue mi encuentro con Stevie Wonder. Fue cuando actuaba junto con la Latin Band en Jakarta, en la India, en un festival donde al final de cada jornada había jam sessions. Estaba en el hotel con otros músicos, cuando oí de repente que la gente gritaba, se volvía loca. Me di la vuelta y vi a Stevie subir al escenario, para participar en una sesión. Empecé a correr hacia el escenario, pero era tarde, porque todos los instrumentos estaban ocupados ya por músicos famosos. Logré colocarme en la primera fila, para poder disfrutar de la energía, del sonido vivo y verdadero que sólo hay en las jam sessions. ¡Era algo inolvidable! Stevie Wonder tocó tan sólo a dos metros de distancia.

— ¿Qué música escucha en su tiempo libre?

— Oh, tengo unos gustos muy variados. Son Herbie Hancock, Michel Petrucciani, Robert Glasper, Bill Evans, Tribal Tech, Foo Fighters y muchos otros. Creo que seguiré descubriendo a artistas interesantes. Me gusta la música que suena sincera y natural.

— ¿Y qué sitio es el mejor, para aprender jazz?

— Muchos grandes músicos eran autodidactas. Todo lo que uno necesita es una grabadora o unos cascos, para escuchar las grabaciones. Sólo hay que conocer cuánto se ha hecho antes. En una academia de música le enseñarán a entender la teoría y, si ha tenido suerte con el profesor, compartirá sus experiencias, preparándole a uno para las actuaciones en vivo.

Si uno quiere aprender por sí mismo, lo puede hacer en casa, bajándose algunos programas que ayudan a aprender a improvisar. Pero, si se quiere ser un músico de verdad, sólo se consigue mediante la experiencia de tocar con otra gente. En este sentido Nueva York es el mejor sitio, hay tantos músicos brillantes por metro cuadrado… Pero ello no quiere decir que allí se pueda aprender jazz.

— Hable del jazz holandés y del austríaco.

— Austria es un país de música clásica y de rock. El jazz aquí es un estilo invisible, mientras que en Holanda es muy popular. Por ejemplo, actuamos una vez en una fiesta navideña organizada por el servicio de bomberos con un trío de jazz: flauta, contrabajo y guitarra. En Austria en esta situación se habría llamado a un grupo de rock o incluso de metal. Y además, si no me equivoco, en Holanda se encuentra el club de jazz más antiguo de Europa.