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La historia del jazz

El jazz es un género musical nacido a finales del siglo XIX en Estados Unidos. Los elementos básicos que distinguen el jazz de la música clásica europea son una cualidad rítmica especial conocida como swing y el papel de la improvisación, mientras su evolución consistió en la búsqueda de nuevos modelos rítmicos y armónicos.

La historia del jazz. Géneros principales

La aparición del jazz fue consecuencia de la conjunción de las culturas musicales de varios pueblos, básicamente del ritmo africano y la armonía europea. Como resultado de esa fusion surgen, primero, ragtime, blues y protojazz. Y, algo más tarde, el jazz como lo entendemos ahora.

La ciudad de Nueva Orleans es considerada la cuna de este estilo musical y principal centro jazzístico durante la primera época del jazz entre 1917 y 1920. Los músicos de jazz de la zona terminaron sentando las bases del género con sus actuaciones en Chicago y con las grabaciones realizadas durante toda la década de 1920.

Muy rápido el jazz pasa de ser una simple música de baile popular a una difícil forma de arte musical extendiéndose a las regiones del norte y nordeste de EEUU. Además de Nueva Orleans, ciudades como San Luis, Memphis, Kansas o Dallas tuvieron un papel importante en la historia del jazz.

Las bandas, que realizaban temporadas en los vapores de rueda que remontaban el Misisipi, contribuyeron a popularizar el jazz en otras zonas de la geografía nacional. A partir de 1900 este estilo predomina como música de entretenimiento para los pasajeros de vapores y el público de las pequeñas ciudades ribereñas donde éstos hacían paradas.

Aunque la historia del jazz comenzó en Nueva Orleans, esta música vivió su auge a principios de 1920 al iniciarse la gran migración de los músicos de jazz hacia las ciudades del norte, y especialmente hacia Nueva York y Chicago.

Cada vez había más músicos que se interesaban por el jazz, de ahí que surgiesen nuevas corrientes y subgéneros.

La evolución del jazz en el primer cuarto del siglo XX. Los subgéneros.

El nuevo estilo del jazz cuya principal característica fue la formación de grandes orquestas, las big bands, fue la corriente principal de desarrollo del jazz a finales de los años veinte y durante la década siguiente. Se denomina swing, que literalmente, significa balanceo. El estilo toma su nombre de una de las características del nuevo jazz: el swing como elemento rítmico, consistente en una desviación sutil del pulso regular, crea sensación de un intenso vigor interior de la música que se encuentra en constante balanceo.

Con la consolidación del estilo swing, las "big bands" pasaron a constituirse en el eje del desarrollo del jazz hasta los finales de los años cuarenta. Los músicos entraban a formar parte de la orquesta a una edad muy temprana y eran buenos lectores de partituras, por encima de buenos improvisadores. Pero los arreglos y las grandes secciones instrumentales permitían crear armonías de jazz muy ricas y un sonido excepcionalmente potente que llegó a ser bautizado como el "sonido de big band" (the big band sound).

Fueron precisamente estas grandes bandas las que facilitaron la enorme popularización del estilo a mediados de la década de los treinta, al convertirse en sinónimo de música de baile. Muchas de ellas contaban con la colaboración de solistas muy dotados que llevaban al público a un estado que rozaba la histeria colectiva, especialmente durante las populares "batallas de orquestas". Aunque después de la Segunda Guerra Mundial la popularidad de las "big bands" disminuyó, las orquestas seguían haciendo giras y grabando discos durante varias décadas más. Su música se iba transformando influenciada por nuevos estilos y corrientes. Actualmente una gran parte del repertorio de las "big bands" representa un estándar del jazz y las orquestas modernas tocan con frecuencia los propios arreglos de los temas de aquella época.

Durante la Gran Depresión (en la década de 1930) la ciudad de Kansas se convirtió en la nueva referencia para los jazzistas experimentadores. La llamada Escuela de Kansas había mantenido un aliento más auténtico y elaboraba su temática bajo una directa influencia del blues, siendo interpretado tanto por las grandes bandas como por pequeños combos.

Estos últimos fueron reemplazando a las "big bands" en todos los escenarios después de que se popularizara la costumbre de los propios directores de orquesta o célebres solistas de dar pequeños conciertos para grupos reducidos de espectadores en los pequeños clubs. Los músicos solían compaginar el swing con improvisación, recibiendo este estilo de la segunda mitad de los años treinta el nombre de "mainstream" (literalmente se traduce como "corriente principal"), que representa una corriente intermedia entre el jazz tradicional y el jazz moderno.

El declive de las big bands de swing dio lugar — a mediados de la década de los cuarenta — a un nuevo tipo de música radicalmente diferente, cuyos únicos rasgos en común consistían en una instrumentación similar y en el interés por la improvisación: el bebop. Se introdujeron disonancias, polirritmos, nuevas paletas tonales y fraseos más irregulares; se abandonó la melodía en favor de la improvisación, y el formato de big band por el de combo, formado por muy pocos músicos. Los músicos bebop ponían el acento en el papel del solista, un artista creador al servicio sólo de su propia música. Tanta fue la importancia de la figura del solista que se adoptó, incluso un look característico en el que no podía faltar el sombrero, gafas de sol y perilla.

Al mismo tiempo, se desarrolló el llamado jazz progresivo ("progressive"), un estilo que no renunciaba el formato de las grandes orquestas pero acentuaba la emoción y la fuerza, privilegiando novedosas armonías sobre el característico swing de otras bandas a base de profundizar en los instrumentos de viento y utilizar texturas y elementos de la música clásica europea.

A finales de la década de los años cuarenta y comienzos de la del cincuenta nace el movimiento cool jazz. El nuevo estilo se derivaba directamente del bebop, pero se alejaba de la improvisación total y de sus furiosos ritmos. Resultaba música más cerebral, que tenía como principal objetivo el establecimiento de una atmósfera "calma" y "meditativa". Desnudó al jazz de sus raíces del blues y lo empujó hacia un sonido que tenía mucho más en común con la música clásica. El estilo adoptó, muy tempranamente, la denominación alternativa de West Coast jazz, porque la mayor parte de los músicos que lo interpretaban vivían en la costa oeste de Estados Unidos (California, básicamente).

Como reacción ante el intelectualismo del bebop, los músicos de Detroit, Filadelfia y Nueva York reivindicaron el retorno del jazz a sus orígenes, con especial acento en la energía y la espontaneidad de la música, dando lugar al subgénero llamado hard bop. El elemento rítmico quedaba reforzado, y los solos, derivados del lenguaje de los músicos bebop, adquirieron más fuerza y vitalidad, conformando una música agresiva e intensa.

Al mismo tiempo que el hard bop, e íntimamente ligado a él, aparece durante la década de los 50 el denominado soul jazz, una mezcla del blues tradicional y la música folclórica afroamericana. Se caracterizaba por emplear los ritmos fuertemente acentuados, lo cual condicionaba su expresividad afectiva, especialmente intensificada. No se debe confundir el soul jazz con lo que hoy en día se conoce como música soul, ya que ésta deriva del rhythm and blues, que cobra popularidad a principios de los años 60.

Jazz-funk, siendo una de las ramas del soul jazz, es una mezcla de funk, soul y música R&B con estilos de jazz. Representa una forma de tocar jazz, basada en la utilización de estructuras blues con un ritmo firme y sostenido, con emoción interpretativa. Debido a esta característica rítmica los temas de este estilo son muy bailables y alegres.

A partir de finales de los años 60 se llevaron a cabo nuevos experimentos en lo que se refería a la estructura musical a la hora de interpretar una melodía. En particular, los solistas de jazz empezaron a basarse durante las improvisaciones en lugar de en la clave específica del tema (su centro tonal, las notas de sus acordes) en modos o escalas, aunque no siempre en las típicas y familiares. El resultado fue una forma del jazz melódico y armónicamente estático: el jazz modal. La música modal desarrolla casi siempre una sutil tensión producida por el hecho de que las líneas del solo, aunque melódicas, no siempre progresan o se resuelven exactamente como el oyente está acostumbrado a oír. Además, cada vez que un nuevo modo se introduce, el centro tonal cambia, lo que implica que el oyente es transportado a un desequilibrio con una sutil impredecibilidad. Para crear un efecto exótico más acentuado los músicos recurrían con frecuencia a las escalas no europeas, como la árabe o africana. Las libertades de la música modal ayudaron a allanar el camino para la radical experimentación estructural del jazz de vanguardia, que empezaría a tomar forma a partir de los sesenta.

Uno de los estilos de esta etapa, y quizás el más cuestionado en la historia del jazz, es el free jazz, que se consolida a finales de los cincuenta. Las circunstancias que caracterizan este estilo son absolutamente revolucionarias, aunque algunas de ellas ya se habían ensayado (desde otra óptica) en el campo de la música contemporánea. El free jazz prescindió de elementos hasta entonces esenciales en el jazz, como el swing, por ejemplo. El ritmo no se localiza en ningún grupo de instrumentos, sino que se extiende a la globalidad en forma de impulsos, de energía. A los acordes y a la estructura melódico-armónica se enfrenta la invención espontánea, la acción y la atonalidad. Se pierde totalmente el concepto de fraseo, llegándose a una autonomía de los distintos sonidos, ampliándose la entonación y el timbre específico de los instrumentos al campo de los ruidos. Fuertemente criticado en sus inicios, el "free jazz" se ha convertido en una manera de expresión ricamente articulada y sigue existiendo en la actualidad.

Otros experimentos dieron lugar a una corriente denominada "creative", que se caracteriza por la aparición de nuevos elementos, ritmos, tonalidades y estructuras. Estos elementos dejan de ser estables y se fusionan con la improvisación sin apreciarse los límites entre una cosa y la otra. La estructura musical de la pieza se convertía en lo que habitualmente se califica como una forma de abstracción o, incluso, de caos.

Al mismo tiempo algunos músicos de jazz renunciaban a la música experimental y hacían post-bop, partiendo del hard bop o el bebop. Sin embargo, el post-bop adoptó un buen número de las innovaciones que había traído el free jazz, convirtiéndose en la línea de desarrollo principal  del jazz moderno.

La fusión del jazz con el rock de los sesenta supuso una nueva revolución en el sonido jazzístico, introduciendo una instrumentación y unos esquemas rítmicos más cercanos al rock y marcando el inicio de un nuevo género que recibiría posteriormente la denominación de jazz fusion. Los músicos que lideraban este movimiento apostaban por la improvisación y la melodía, eliminando la mayor parte de lo que tradicionalmente se consideraba la base del jazz, el swing. A lo largo de los años setenta jazz fusion se transforma en una corriente de la música ligera perdiendo la expresividad que no recobrará hasta la década de 1980.

El smooth jazz se desarrolló a partir de un replanteamiento más comercial del legado que habían dejado los músicos de soul jazz y fusion, caracterizándose por el uso frecuente de sintetizadores; por un ritmo ligero y sin pretensiones, de bases funky; por un sonido elegante y alejado de la racionalidad del bebop o de la energía del soul jazz o del funk; y donde el aporte general de la banda importaba más que cada uno de sus elementos por separado.

En 1987 en las discotecas británicas empieza a difundirse el acid jazz, un estilo musical que surgió de la innovación y fusión de géneros clásicos de jazz, funk, hip hop, disco y música latina. El nacimiento de este estilo representa una de las formas del resurgimiento del jazz, ya que estaba inspirado más en las grabaciones antiguas de los sesenta que en la obra de los jazzistas de la época. Aunque es cuestionable la clasificación de acid jazz como una evolución de la tradición puramente jazzística, tampoco puede ser ignorado a la hora de presentar un panorama global de este género musical.

Cabe mencionar, asimismo, el jazz-manouche, o el jazz gitano, un estilo enmarcado dentro del swing que lo combina con la técnica de guitarra, ritmos y melodías gitanas.

El jazz moderno

El panorama musical de la actualidad se caracteriza por una gran diversidad, al mismo tiempo que nos estamos acercando a lo que se suele denominar "la música universal".

El jazz no puede ser impermeable a las influencias de los sonidos de diferentes culturas musicales. Pero su evolución original se percibe como algo muy lógico, dada la riqueza de sus orígenes y multiplicidad de estilos existentes.