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Vamos a Koktebel. ¿Vienes?
¡Olvídate de los mitos!
¡El verdadero jazz está en Koktebel!
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¡El verdadero jazz está en Koktebel!

La música de la gente libre

El jazz nace en la URSS al mismo tiempo que en Estados Unidos, a principios de la década de 1920. La primera orquesta de jazz fue creada por el poeta, traductor, bailarín y artista Valentín Parnaj en 1922. La fecha en la que este colectivo experimental actuó por primera vez, el 1 de octubre, se considera el día del nacimiento del jazz en lo que hoy es Rusia.

Otra figura importante en la historia de este género musical en la Unión Soviética es Alexandr Tsfasman. Fue AMA-jazz, un colectivo fundado por él, el primero en llevar la música jazz a la radio y grabar un disco ("Aleluya"). Muchos artistas y críticos han destacado el virtuosismo de los músicos de AMA-jazz, especialmente el del propio Tsfasman.

En los 1930 el jazz se popularizó enormemente en la URSS gracias al talento artístico e interpretativo del actor y cantante Leonid Utiósov y el trompetista Yákov Skomorovski. Lo pone de manifiesto el aplastante éxito de la comedia "Los chicos alegres" (1934) que narra la historia de un joven jazzista interpretado por Utiósov. Toda su orquesta participó en el rodaje, lo cual contribuyó mucho al triunfo de la película. La banda sonora fue todo un éxito y las canciones de "Los chicos alegres" aún forman parte de la conciencia colectiva.

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Es más, la película cosechó un gran éxito también en el extranjero. El diario New York Times escribía al respecto: "¿Creen ustedes que Moscú sólo lucha, estudia y trabaja? Se equivocan… Moscú ríe. Y su risa es tan alegre y animada que les contagiará". ‘Moscú ríe', así se tituló la cinta fuera de la URSS.

No deja de sorprender cómo esta comedia, que claramente contradecía la ideología dogmática reinante, pudo alcanzar tanta fama en medio mundo. Al fin y al cabo, su argumento, su desenlace y su mensaje no se ceñían a los estrictos límites de la vida soviética. No es de extrañar que los periódicos italianos dijeran: "Es incomprensible cómo Alexándrov ha conseguido rodar «Los chicos alegres» en la URSS. Lo habrá hecho por la noche mientras sus jefes dormían".

A finales de los años cuarenta los colectivos que tocaban música "antisoviética" fueron objeto de una persecución que sólo cesará veinte años más tarde. Los ideólogos soviéticos no veían con buenos ojos las tendencias musicales provenientes de Occidente. "Hoy escuchas el jazz, mañana a tu Patria traicionarás", rezaba un popular eslogan de la época.

¿Qué les preocupaba tanto a los líderes del Partido Comunista? ¿Por qué no dejaban tranquilos a los que escuchaban esas melodías? Les ridiculizaban, les criticaban y hasta excluían de las universidades por su afición. La respuesta es simple: esta música se asociaba a un modo de vida impregnado de una soberbia libertad de pensar, de expresar y de elegir en una sociedad donde todos cantaban las mismas canciones, veían las mismas películas, vestían y pensaban igual. Desde esta perspectiva el jazz representaba una amenaza real para el régimen.

La película del cineasta ruso Valeri Todorovski "Stiliagui" (así se denominaba la subcultura juvenil relacionada con el jazz), rodada en 2008, recrea aquella lucha del oficialismo contra los amantes de la música "anti-soviética".

En otra popular producción de 1983, "Somos del jazz", el director Karén Shajnazárov logra crear una imagen positiva del protagonista, que se entusiasma con el género. Pero resulta que los malos de la película estaban entre los aficionados a la música "ligera", mientras que los buenos soviéticos no se dejaron seducir por el encanto superfluo del jazz. A pesar de esta concesión al sistema, la comedia rinde homenaje al jazz con una banda sonora de gran calidad, lo cual le ha merecido un amor incondicional del público ruso.

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El proceso de reformas políticas conocido como "Perestroika" representó un punto de inflexión no sólo para el país sino también para el desarrollo de la música. El jazz, aparentemente olvidado durante las décadas precedentes, recibió un nuevo impulso. La libertad de expresión que implica lo hicieron especialmente atractivo para la juventud, que buscaba nuevas sensaciones; y también para la gente mayor, que había vivido los malos tiempos para la música "anti-soviética".
Ahora en Rusia y otras ex repúblicas de la URSS existen múltiples proyectos y festivales de jazz en los que participan tanto los artistas reconocidos como los jazzistas principiantes.

La historia, llena de vicisitudes, del jazz soviético que sobrevivió a pesar de las prohibiciones y persecuciones hizo de él un estilo muy especial. Para sentirlo no hace falta más que visitar el festival Koktebel Jazz Party en septiembre de 2014.