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Sharel Cassity

Sharel Cassity: todo el mundo creía que yo era rusa

— ¿Es el jazz una música estadounidense?

— El jazz ha sido música estadounidense y los seguirá siendo, a pesar de que arraiga con facilidad en otros países. Quien quiera puede tocar el jazz, pero es fruto de la cultura americana.

Hoy, para aprender a tocar el jazz, no es necesario ir a Nueva York, basta con escuchar grabaciones e intentar reproducirlas. Para evolucionar, es importante tocar con músicos que tienen más experiencia.

Cada uno puede aprender a tocar el jazz y darle su propia interpretación, pero actuar ante el público neoyorquino es otra cosa. No es un sitio para todos. Pero, si uno quiere ser uno de los mejores, Nueva York es el lugar perfecto, para hacer realidad el sueño dorado de alguien.

— Y el suyo, ¿cuál es?

— Necesité varios años de trabajo duro, para conseguir algo. Cuanto llegué a Nueva York, no tenía ni dinero ni conocidos. Me las tuve que arreglar yo sola, para mejorar mi técnica de tocar el instrumento, para hacerme más o menos famosa, para lanzar discos y demás detalles. Tuve la suerte de entrar en una academia, donde pudiera concentrarme en mí y en mi futuro.

— ¿Y tuvo muchos fracasos, antes de que llegara el éxito? 

— En la vida siempre hay muchos fracasos, sobre todo, si los planteamientos son ambiciosos. Pero los fracasos nunca me hacen sufrir, es algo que no me importa. En la música, al igual que en cualquier ocupación algo puede ir de forma distinta de la planeada, lo importante es seguir adelante.

Diría que mi éxito principal es poder ganarme la vida con la música, de hacer realidad mi sueño dorado, tocar con mis músicos preferidos. Por ejemplo, con Jimmy Heath. A propósito, el saxofón que toco ahora es suyo. En su momento supo que yo estaba buscando un modelo concreto, Selmer Mark VI, y me propuso que le comprara el suyo. Sabía que no lo iba a necesitar más y a mí me ayudaría mucho. Me alegro mucho de haber encontrado este instrumento y de haberme acercado más a mi maestro.

— ¿Y cómo, en su opinión, ha cambiado el jazz en Nueva York?

— Ha sufrido cambios bastante grandes. Hoy el jazz está dividido en estilos. Cada músico intenta crear algo nuevo, cambiar el estilo en el que toca, encontrar nuevo sonido. Pero el famoso ambiente sigue siendo el mismo.

— ¿Y el jazz ruso, qué le parece?

— Aunque he estado varias veces en Rusia, no puedo decir que conozca muy bien a los músicos rusos. El primer nombre que se me ocurre, es Igor Butman. Cuando lo conocí, sus músicos me contaron sobre lo brillante músico que era y sobre lo bien que los dirigía.

Durante mi primera estancia actué en la Sala de concierto Piotr Chaikovski, es increíblemente bonita. El público nos recibió muy bien. Cuando íbamos con los músicos a algún restaurante o cafetería, todos pensaban que yo era rusa. Era curioso ver, cómo se ponían tristes o se sorprendían, al saber que había venido de Estados Unidos. En general, era muy interesante.

— ¿Prefiere actuar sola o con su conjunto? 

— Con mi conjunto. Cuando toco sin ellos, con alguien nuevo, me tengo que adaptar y el resultado es difícil de predecir. Con mi equipo nos conocemos muy bien. Y a cada uno de ellos lo seleccioné yo misma, porque su técnica y su sonido tenían que corresponder al 100% con la idea que tenía de mi grupo. Eso nos permitió alcanzar los objetivos más ambiciosos.

Es importante también que mi música sea complicada, no es fácil tocarla, leyendo la partitura. Incluso si así fuera, sería muy probable que la presentación del material no fuera la correcta. Cuando estoy creando, tengo en mi mente la totalidad de los sonidos, de modo que durante la selección un músico tiene que demostrar la tonalidad, la técnica y la presentación necesarias, además de muchas otras cosas.

Otro aspecto relevante es mi carácter, porque tengo que sentirme cómoda, a gusto con mis artistas. De modo que mi grupo lo es todo para mí.